Por: Lic. Luis Leonardo Padilla Chavira
¡Viva México, Viva la Independencia! gritó hace 200 años el cura Miguel Hidalgo y Costilla, llamando un 16 de septiembre de 1810 al pueblo de Dolores, hoy Hidalgo; al movimiento independentista que cambiaría el rumbo de la hasta entonces colonia llamada Nueva España, que buscaba la libertad y la igualdad de sus hombres y mujeres, sin importar si eran criollos o indígenas. Ideales que año con año, desde entonces son el estandarte de los muchos gobiernos que han desfilado por el poder de una nación, que en la actualidad llora a sus hijos incomprendidos e incomprensibles.
Grandes hombres, grandes ideologías y largos años de sumisión provocaron que uno a uno la nación entera, que sumaba en ese entonces a más de seis millones de personas, entre indígenas, mestizos, criollos y españoles peninsulares; buscaran renacer en un camino con “independencia”, comenzando a suplir ese añejo nombre de la Nueva España por el de México. Desde luego la cuestión racial fue un factor preponderante para exigir este cambio, pero además se tomaba ya el ejemplo independentista de la colonia inglesa en Norteamérica y la invasión napoleónica en la Madre Patria España, lo cual debilitó la visión de su poderío, aspecto decisivo para exigir libertad.
¿Quién no conoce la historia de la “Revolución de Independencia”?, el levantamiento en armas de todo un pueblo, la toma de las ciudades de Celaya, Guanajuato y Valladolid, el repliegue en Guadalajara; el movimiento hacia el norte del país de los jefes del ejército insurgente a los nueve meses de haberse levantado, donde Miguel Hidalgo, Ignacio Allende y Juan Aldama fueron capturados y ejecutados, aumentando con ello el fervor independentista.
La continuación de José María Morelos y Pavón en la toma de Oaxaca, Tehuacán y el puerto de Acapulco; declarando en 1813 a México como República Independiente, lo cual provocó una enorme ofensiva del virreinato, logrando la muerte de Morelos dos años después, la primer Constitución de 1815, la Constitución de Cádiz que limitaba el poder del Rey de España, Fernando VII; el Plan de Iguala ideado por Vicente Guerrero y efectuado por Agustín de Iturbide, surgiendo también el Ejército Trigarante que obligó a España a reconocer la Independencia, aunque la esperada sed de poder al autoproclamarse emperador de México, no se hizo esperar en Iturbide.
¿Qué cosas no?, desde temprana edad el país y su función pública ha buscado el poder por el poder, lo desmedido, lo inequitativo; pugnando sí, en contadas y desde luego históricas ocasiones, por las clases sociales que siempre estarán muy por debajo del alma más caritativa de cualquier gobernante. Es verdad que como sociedad hemos evolucionado, adaptándonos a las diferentes épocas que la modernidad impone, siempre con la “LIBERTAD” que nos da el sentirnos dueños de nuestras vidas. Pero qué clase de libertad fue el objeto de la lucha de estos hijos de la historia, si hoy ese concepto se ha malformado hasta llegar al individualismo que nos pudre y sigue pudriendo como sociedad.
Siendo realistas, de qué nos ha servido el individualismo. ¿Para pensar más objetivamente, visualizar los problemas y los vicios en que cae “la sociedad mexicana”? De qué nos sirve si a la hora de vernos solos no podemos siquiera alzar la voz porque dejamos desde hace tiempo de creer en una colectividad. No fue Miguel Hidalgo el “Padre de la Patria”, fueron los miles de hombres y mujeres a quienes en sus “individuales” cerebros se les obsequio la idea de poder ser libres, siempre que se luchara hasta la muerte por conseguirla. Hoy, esa libertad se da por añadidura y ni así somos capaces de comprender el peso que tiene ese concepto; ejemplo de ello es el vernos arrinconados día tras día, por una delincuencia organizada que no tiene rostro pero le sobran maneras de sumirnos en el más profundo terror, porque nos da miedo darle cara y más aún alzarle la voz.
No se trata de tomar como estandarte a los históricos libertadores, como pretenden algunos políticos sonando campanas y gritándole frases célebres a las multitudes que no están ahí por ellos, sino por divertirse egoístamente viendo y escuchando a algún artista de moda. ¿Duele leer la realidad de lo que hoy es “la sociedad mexicana”?, pues más duele sabernos libres gracias a la sangre del miles que ofrecieron sus vidas por ello y ahora entendernos esclavos de la sangre que nos la está quitando. Qué descansen en paz aquellos hombres y mujeres que nos dieron libertad. ¡Que Viva la Independencia!
¿Tú qué harías mexicano?
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