En 1912, Charles Dawson descubrió, junto con sus estudiantes en el sur de Gran Bretaña, el cráneo humano más antiguo jamás hallado, el llamado "cráneo de Piltdown".
Durante cuarenta años, el descubrimiento fue alabado y muy comentado en la comunidad científica, se escribió mucho sobre el tema a favor y en contra.
Dowson fue considerado casi un heroe. Pero en 1953 expertos del Museo Britanico descubrieron que se trataba de un fraude: había sido fabricado con un cráneo humano moderno y la mandíbula inferior de un orangután, convenientemente adulterados para conferirles una apariencia de fósil antiguo.
Todos los antropólogos ingleses quedaron en ridículo frente a sus adversarios franceses. Nunca se pudo descubrir con seguridad quien perpetró el engaño, aunque hubo muchos sospechosos.
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